El estructuralismo surgió a través de influencias de la Nueva Crítica en el sentido de que pretendía preservar la tendencia formalista y una atención a la literatura como objeto estético, sin embargo, tenía también como objetivo obtener de la literatura resultados científicos. En “Anatomy of Criticism”, el clérigo Northrop Frye esbozó un intento por sistematizar la literatura a través de leyes objetivas. Frye diferenció entre lo cómico, lo romántico, lo trágico y lo irónico y estableció algunas “modalidades” bajo las cuales el grado de superioridad del héroe se va modificando. Para Frye era esencial dejar a un lado cualquier tipo de contaminación subjetiva como juicios de valor y elementos históricos para establecer un sistema literario universal. En este sentido, la literatura no refleja la realidad ni la psique del autor sino solamente una estructura verbal autónoma y un sueño colectivo de la especie humana. Frye sitúa a la literatura como un sustituto ideológico para la religión, por lo tanto, distingue entre mitos de libertad (liberales) y de interés (conservadores) como una forma de categorizar la literatura.
Frye
puede ser considerado un estructuralista, sin embargo, hay un factor clave que
carece su obra: el carácter relacional del estructuralismo clásico. Esta
corriente literaria pone énfasis en la estructura relacional de una imagen con
la otra, y las relaciones de los elementos deben ser analizadas a través de
ejes y posiciones. Este método surgió a raíz de la influencia del Curso de Lingüística
General de Ferdinand de Saussure, que consideraba el lenguaje como un sistema
completo de signos que expresa relaciones entre el significante (signos) y el significado
(imagen real). El significante evoca un significado de manera arbitraria que
responde a un acuerdo histórico y cultural, y es necesario que cada
significante sea diferente a todos los demás. Las ideas de Saussure influyeron
enormemente en el formalismo ruso, sobre todo en e lingüista Roman Jakobson que
junto con Claude Lévi-Strauss desarrollaron el estructuralismo moderno.
Para
Jakobson, la literatura desconecta el signo y el referente, y le da al signo un
valor en sí mismo, por lo tanto, es necesario ocupar nuestra atención solamente
en el lenguaje. Fue él quien exploró conceptos como contexto, código, emisor,
receptor, etc. Jakobson también distinguió entre la metáfora (sustitución) y la
metonimia (asociación). La escuela de Praga, a la que perteneció Jakobson, se
encargó de dibujar la línea que separa el formalismo y el estructuralismo. A
pesar de que ambas corrientes pretenden desfamiliarizar la literatura de su
contexto, el estructuralismo sistematizó las ideas formalistas en el contexto
de las ideas de Saussure en términos de las relaciones entre unidades
individuales. Así, el estructuralismo se fundió con la semiótica, es decir, el
estudio sistemático de los signos.
Yuri
Lotman fue otra figura importante del estructuralismo moderno, para él, “el
significado solo existe dentro del contexto, regido por grupos de semejanzas y
oposiciones”[1].
Lotman también valora mucho la cantidad de información que contenga un poema,
pues para él, la información es belleza. Otro tema importante es la
interdependencia entre palabras en un poema para formar un conjunto de
estructuras formales, Lotman considera
que el texto poético es el discurso más complejo existente porque encierra
muchos sistemas con diversas “tensiones, paralelismos, repeticiones y
oposiciones”[2].
Es importante mencionar que Lotman toma algunos elementos de la teoría de la
recepción y reivindica al lector como el único que puede identificar recursos
en una obra en base a sus propios códigos.
En
el campo de la narratología el estructuralismo también trajo grandes
contribuciones con figuras como Greimas, Todorov, Barthes y Bremond. Claude
Lévi-Strauss fue el pionero de esta corriente analítica, que considera que un
mito debe ser analizado en función a las operaciones mentales que lo integran. Entre
los aportes al estructuralismo encontramos la Morfología de Propp, el cuadro
actancial de Greimas y el análisis gramatical de Todorov. Genette es otro
colaborador con esta teoría, él distingue conceptos como orden, duración,
frecuencia, disposición (distancia, perspectiva), enfoque y voz (narrador
heterodiegético, homodiegético o autodiegético).
Entre
los grandes logros del estructuralismo está la “desmitificación de la literatura”[3] y
la valoración del lenguaje como una construcción cuyos objetos pueden ser
analizados como en cualquier otra ciencia. El estructuralismo rompe con el
status quo del impresionismo literario, pues se opone a la idea de que los
seres humanos tenemos el mundo bajo nuestro control. Eagleton tacha al
estructuralismo de “espeluznantemente antihistórico”, que deja a un lado el
referente y enfocarse en la estructura del signo solamente. Para Eagleton, no
todo puede reducirse a un discurso y la literatura no se debe desligar de las
prácticas sociales a las que responde. Entre las críticas al estructuralismo
está también la separación de la obra del sujeto que la narra y del objeto que
representa, por tanto la obra se limita solo a un sistema de reglas. Para
figuras que criticaban al estructuralismo como Bajtín y Riffaterre, es esencial
analizar las condiciones bajo las que el lenguaje opera, y las connotaciones
del texto. Para estos críticos, el signo no es un elemento absoluto y natural
sino un producto de las interacciones sociales que también deben ser
consideradas.
El
estructuralismo nace del ímpetu de Saussure por estudiar la langue en vez de la parole, y desasociar el lenguaje de todo su contexto. El
estructuralismo también esboza el concepto de lector ideal, es decir, un ser
humano que disponga de todos los códigos y pueda analizar la obra tal y como
es. Para ello, el lector debía estar despojado de cualquier condición social, económica,
étnica, etc. Finalmente, Eagleton analiza el concepto de las reglas en el
estructuralismo y cómo la aplicación de una regla en la literatura puede llegar
a ser altamente subjetiva.
Comentario
personal:
“No
se trataba de relacionar la obra con las realidades de las cuales se ocupaba, o
con las condiciones que la producían, o con los lectores que la estudiaban, ya
que la actitud fundadora del estructuralismo consistió en no hacer caso de
tales realidades”[4].-
Terry Eagleton.
Mientras
leía las primeras páginas del texto de Eagleton, relacioné el estructuralismo
con los intentos para aplicar el método científico en la ciencia política, y
obtener así generalizaciones sobre el comportamiento de la sociedad. Estas
aproximaciones representaron un intento ciego por sistematizar la conducta de seres
humanos, sin embargo, sin métodos cuantitativos, y formas de operacionalizar fenómenos
sociales, la ciencia política nunca se hubiera convertido en una disciplina
académica. En mi opinión, algo similar ocurre en el estructuralismo, donde el
signo importa mucho más que el referente y se pretende aislar al texto de
cualquier condición social. De no ser por esta corriente, muchos de los
conceptos que hoy se utilizan para analizar más objetivamente un texto, serían
inexistentes. Al leer este capítulo, recordé que en la malla curricular de la
clase de literatura del colegio aprendí sobre el cuadro actancial de Greimas y
sobre la Morfología de Propp, sin embargo, ignoraba completamente que estos
conceptos provenían de la corriente estructuralista del análisis literario.
Al
analizar el debate estructuralista entre la realidad como producto del
lenguaje, o el lenguaje como un reflejo de la realidad, también relacioné esto
con la discusión sobre la cultura y las instituciones en el forjamiento de una
sociedad. En mi opinión, ambos debates tienen como respuesta la interdependencia
de ambos elementos: si las instituciones estatales de una sociedad son disfuncionales,
la cultura de una sociedad será diferente de otra en la cual las instituciones
estén mejor manejadas. El lenguaje es un reflejo de la sociedad, tanto en
cuanto proviene de ella, sin embargo, a través del lenguaje somos capaces de
construir nuestra realidad y comunicarla a los demás.
El
estructuralismo logró que la crítica literaria se convierta en “una actividad más disciplinada y menos
impresionista”[5],
y plantó las semillas de una teoría de significados que estudia los signos en
relación a sus significados, sin embargo, no creo que haya logrado despojar de
subjetividad al análisis literario. A pesar de que el estructuralismo pretende
considerar al lenguaje como un tema, y se ocupa de ubicar las relaciones entre
unidades en una suerte de plano
cartesiano, no establece suficientes parámetros para que el lector tome
una decisión con respecto a donde ubicar a cada una. Con esto me refiero a que
todavía depende del lector dictaminar si dos elementos tienen una relación
paralela o si se los puede colocar en un eje horizontal. Ahora bien, creo que
si cualquier corriente de crítica literaria pretendería establecer estos
parámetros, caeríamos en una arbitrariedad total.
En
este sentido, considero que el estructuralismo nació con la intención idealista
de sistematizar los textos, sin embargo, se encontró con varios obstáculos. Al
ser la literatura un arte, la interpretación seguirá siendo subjetiva porque
cada lector decidirá qué recursos escoger, qué oposiciones identificar, en base
su propia idiosincrasia. Eagleton menciona un claro ejemplo cuando menciona el análisis
de Lévi-Strauss y Jakobson sobre Los gatos de Baudelaire, donde los críticos
estructuralistas ignoran las connotaciones que hay en este texto. Muestra del
idealismo de los estructuralistas es la idea de un lector ideal, erudito y
despojado de todo condicionamiento social que sea capaz de entender a la
perfección un texto. Creo que esto se conecta estrechamente con un elemento que
me pareció problemático: la idea de una mente colectiva superior donde radican
todas las estructuras.
En
conclusión, considero que el estructuralismo ha aportado enormemente en el
desarrollo de la disciplina académica del análisis literario, y ha esbozado conceptos
clave del estudio académico de la literatura, no obstante, menosprecia las causas y efectos de la
literatura, las redes sociales que tiene a su alrededor y la lucha ideológica
que puede representar.
Referencias:
Eagleton,
T. (1998). Una introducción a la teoría literaria. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Economica.
[1] (Eagleton, 1998). Página 65.
[2] Ibíd.
[3] Ibíd. Página 68.
[4] Ibíd. Página 69.
[5] Ibíd. Página 66.
Hola. Después de haber analizado todo lo que tiene que ver con la consolidación del estructuralismo... ¿qué efectos se dan desde la concepción del enfoque crítico e investigativo de los estudios literarios?
ResponderEliminarDe que año es el texto estructuralismo y semiótica de Egleton?
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