Resumen:
El
iluminismo nació confiado en el progreso, en la ciencia, y en la posibilidad de
que el ser humano dominara la naturaleza y a los otros seres humanos. Para ello
tenía que eliminar cualquier resabio de pensamiento mágico-religioso anterior. Saber,
poder y ciencia están interrelacionados. Pero se trata de un saber técnico,
instrumental. El iluminismo se despojó de una mirada crítica o autoconsciente.
Persiguió como superstición –lo cual contradice su vocación cientificista- la
pretensión de verdad de los universales, por ello el iluminismo es totalitario.
El
iluminismo ha proyectado la subjetividad humana sobre la naturaleza. El ideal
del iluminismo es el sistema, dentro del cual se deduce todo. El número se
convierte en canon del iluminismo y en la sociedad burguesa todo es equiparable.
Los propios mitos son refuncionalizados a una concepción que divide el logos de
la masa de la cosas. Y los dioses y los hombres se asemejan cada vez más como
amos de todo. El mito perece en el iluminismo y la naturaleza en la pura
objetividad. La ciencia universal, que se separa de los objetos, ha sustituido
definitivamente a la magia, la cual nunca intentó dominar al mundo, pero sí la
ciencia.
Así,
mientras los mitos cumplen una obra iluminista, el iluminismo se hunde en la
mitología puesto que la explicación de todo acaecer como repetición que el
iluminismo sostiene contra la fantasía mítica, es el principio del mito. El
iluminismo destruye lo inconmensurable. El iluminismo implica una constricción
social que se evidencia en el fascismo y nazismo.
La
separación del objeto y sujeto, premisa de la abstracción se funda en la
separación del amo respecto de la cosa que logra gracias a su servidor. El concepto
es un producto del pensamiento dialéctico puesto que cada cosa es lo que es
solo en la medida en que se convierte en lo que no es. En el lenguaje se
produce también una división del trabajo, como signo la palabra pasa a la
ciencia y como sonido e imagen a todas las artes. Pero aún el arte, a través de
sus técnicas, se ha lanzado a la ciencia positivista.
Reforma
y contrarreforma fueron la realización del principio de la fe, que se convierte
en la astucia de la modernidad. Y en el siglo XX su irracionalidad se
transfigura en racionalidad de los iluminados que conducen a la barbarie
–nazismo-. La colectividad y el dominio se imponen como opresión de la
sociedad. En la imparcialidad del lenguaje científico la impotencia ha perdido
su fuerza de expresión. El iluminismo identifica el pensamiento con las
matemáticas.
No es la realidad la que carece de esperanza sino el saber que se apropia de la realidad como esquema y así la perpetua. Se provoca un extrañamiento del hombre con las cosas, con otros hombres y consigo mismo. La minoría que manda garantiza la supervivencia del todo. El trabajo humano se ha alejado también del mito para recaer en el poder del dominio. El trabajador reproduce con su propia vida la vida del opresor, que no puede salir ya de su papel social. El goce artístico y el trabajo manual se separan a la salida de la prehistoria. El propietario está alejado de la cosa porque no la trabaja y los trabajadores a su vez no pueden gozarla porque tienen restricciones.
No es la realidad la que carece de esperanza sino el saber que se apropia de la realidad como esquema y así la perpetua. Se provoca un extrañamiento del hombre con las cosas, con otros hombres y consigo mismo. La minoría que manda garantiza la supervivencia del todo. El trabajo humano se ha alejado también del mito para recaer en el poder del dominio. El trabajador reproduce con su propia vida la vida del opresor, que no puede salir ya de su papel social. El goce artístico y el trabajo manual se separan a la salida de la prehistoria. El propietario está alejado de la cosa porque no la trabaja y los trabajadores a su vez no pueden gozarla porque tienen restricciones.
Aún en el
socialismo se ha creído que la relación de la necesidad con el reino de la
libertad sería puramente cuantitativa, mecánica, y la naturaleza, alienada, se
convertiría en totalitaria y terminaría por absorber a la libertad junto con el
socialismo.
La industria cultural: La civilización actual concede a todo un aire de
semejanza. Film, radio y semanarios constituyen un sistema. Cada sector está
armonizado en sí y todos entre ellos. La racionalidad técnica es hoy la
racionalidad del dominio mismo. Es el carácter forzado de la sociedad alienada
de sí misma. La constitución del público, forma parte del sistema y no lo
disculpa. . Las diferencias de valor preestablecidas por la industria cultural
no tienen nada que ver con diferencias objetivas, con el significado de los
productos. También los medios técnicos tienden a una creciente uniformidad
recíproca. Para el consumidor no hay nada por clasificar que no haya sido ya
anticipado en el esquematismo de la producción. En la industria cultural
confirmar el esquema, mientras lo componen, constituye toda la realidad de los
detalles. La industria cultural trata de la misma forma al todo y a las partes.
El mundo entero es pasado por el cedazo de la industria cultural. La atrofia de
la imaginación y de la espontaneidad del consumidor cultural contemporáneo no
tiene necesidad de ser manejada según mecanismos psicológicos. La industria
cultural, a través de sus prohibiciones, fija positivamente -al igual que su
antítesis, el arte de vanguardia- un lenguaje suyo, con una sintaxis y un
léxico propios.
El estilo de
la industria cultural, es al mismo tiempo la negación del estilo. La
conciliación de lo universal y lo particular, regla e instancia específica del
objeto carece de valor porque no determina ya ninguna tensión entre los dos
polos: los extremos que se tocan quedan traspasados en una turbia identidad, lo
universal puede sustituir a lo particular y viceversa. El concepto de estilo
auténtico queda desenmascarado en la industria cultural como equivalente
estético del dominio. En toda obra de arte el estilo es una promesa , la
pretensión del arte es siempre también ideología.
La industria
cultural, en suma, absolutiza la imitación. Reducida a puro estilo, traiciona
el secreto de éste, o sea, declara su obediencia a la jerarquía social. El
sistema de la industria cultural surgió en los países industriales más
liberales. Las masas tienen lo que quieren y reclaman obstinadamente la ideología
mediante la cual se las esclaviza. La totalidad de la industria cultural
consiste en la repetición. La industria cultural sigue siendo la industria de
la diversión. De tal forma la cantidad de la diversión organizada se transfiere
a la calidad de la ferocidad organizada. El placer de la violencia hecha al
personaje se convierte en violencia contra el espectador, la diversión se
convierte en tensión. La industria cultural defrauda continuamente a sus
consumidores respecto a aquello que les promete. El principio impone presentar
al consumidor todas las necesidades como si pudiesen ser satisfechas por la
industria cultural, pero también organizar esas necesidades en forma tal que el
consumidor aprenda a través de ellas que es sólo y siempre un eterno consumidor,
un objeto de la industria cultural.