Resumen:
El
narrador cuenta al lector en estilo de conversación con el lector, es decir, es
un narrador en tercera persona que pareció enterarse de los acontecimientos
sucedidos a Akakievich. Primero, se menciona que Akakiy Akakievich era un funcionario
público de un departamento ministeria, luego se cuenta sobre su vida,
nacimiento y bautizo y la unicidad de su nombre “cual si presintiera que había
de ser consejero titular”. Akakievich era un copista muy trabajador, sin embargo, en el trabajo se burlaban de él,
tanto sus superiores como inferiores. Realizaba su trabajo de forma impecable,
nunca cometió errores, y cuando le fastidiaban él solamente decía “¡Dejadme! ¿Por
qué me ofendéis?”. Su vida cotidiana estaba marcada por una obsesión por copiar
letras, a tal punto que rechazó un trabajo más importante que se le ofreció. Akakievich
no se percataba de lo que ocurría alrededor, mientras todo el mundo se
divertía, ya sea en un teatro, en una fiesta o en la casa de algún compañero,
él no hacía nada.
Su
desgracia comenzó cuando empezó a sentir un dolor en su espalda y hombro, y se
dio cuenta que fue causado por su abrigo roto, por lo que lo llevó donde el
sastre Petrovich. Akakievich buscaba que Petrovich remiende su abrigo por dos
rublos pero Petrovich le dice que es imposible, pues la tela está podrida y
debe mandarse a hacer uno nuevo. Akakievich lo vuelve a buscar y le pide que lo
remiende, pero Petrovich desiste, toma diez kopeks y dice que le hará uno
nuevo. Para poder pagar su nuevo abrigo, Akakievich se privó de muchas
actividades e inclusive de comer, y con suerte, después de seis meses consiguió
el dinero. Durante este tiempo, la idea
del abrigo comenzó a alimentarle el alma, y así, Akakievich era un hombre más
feliz, más distraído.
Después
de dos semanas Petrovich le llevó el abrigo a su casa y Akakievich fue al
trabajo con su nuevo abrigo en el día más solemne de toda su vida. Cada vez que
pensaba en el abrigo se sonreía y sus compañeros de trabajo lo felicitaron, a
tal punto, que el ayudante del jefe ofreció una fiesta en su casa por el nuevo
abrigo. Akakievich regresó del trabajo, no copió nada, fue a la fiesta y se
tomó dos copas antes de volver a casa. Cuando Akakievich estaba regresando, dos
hombres le robaron el abrigo.
Luego
fue a ver al Comisario, de quien no recibió ninguna ayuda, por lo que decidió
recurrir a una alta personalidad, un general soberbio que en vez de ayudarle lo
reprimió groseramente. Cuando Akakievich fue a buscarlo, debió esperar durante
muchas horas y cuando le contó al general los acontecimientos, él le reprimió
por no haber seguido el proceso adecuado. Al volver a su casa, Akakievich tenía
fiebre y había comenzado a delirar, hablando solamente sobre el abrigo, sobre
Petrovich, y ante todo, insultando al general. Poco después Akakievich murió.
Después
de su muerte, se comenzó a hablar de un fantasma que robaba el abrigo a toda
persona que pasaba por el puente de Kalenik, y ni siquiera la policía pudo
atraparlo. El fantasma de Akakievich dejó de existir cuando le robó el abrigo
al general.
Comentario
Personal:
Dentro
del relato “El capote”, se evidencian muchos problemas de la sociedad rusa,
como por ejemplo, las desigualdades sociales y la excesiva burocracia. El
cuento se desarrolla en un ambiente propio de Petersburgo, donde el frío es un
factor crucial en la vida de cada ciudadano, sobre todo, de los que no tienen
posibilidades económicas. Una de las escenas que más me impactó fue la travesía
de Akakievich desde su casa hasta la fiesta del asistente del jefe, pues
recorre calles desoladas, poco alumbradas y se dirige a un sector lleno de
lujos, donde el arte es prácticamente un privilegio –la pintura –.
El
cuento es también una sátira a los procesos burocráticos de la Rusia de aquel
tiempo, esto se puede evidenciar a través de la “alta personalidad”,
calificativo que se emplea de forma irónica para describir al general. Este
hombre, a pesar de ser una persona de buen corazón, sensible, se deja llevar
por su cargo y se llena de orgullo. El narrador afirma que “Así, en nuestra
santa Rusia, todo está contagiado de la manía de imitar y cada cual se afana en
imitar a su superior”, para demostrar que el general siempre procura ser severo
y reprender a sus subalternos. También vemos que existe una fuerte crítica a la
deshumanización del hombre, pues cuando Akakievich muere, lo único que hacen
los funcionarios de su oficina es reemplazarlo con otro copista y no se
muestran afligidos ante la muerte de su compañero. Cuando Akakievich les
comenta a sus compañeros sobre el robo de su abrigo, los pocos que tratan de
ayudarlo consiguen una suma insignificante, porque todos requerían comprar un
libro como había dispuesto el jefe y contribuir para el retrato del director.
El
narrador no solamente se limita a contar la historia de Akakievich, sino que
hace también algunas acotaciones sobre la moralidad de la sociedad y emite
comentarios acerca de los acontecimientos en la vida de Akakievich, por lo que
podemos afirmar que es un narrador editorial o inclusive multiselectivo, dada
la subjetividad del relato, por ejemplo, cuando se refiere al frío dice “enemigo
no es otro que nuestras heladas nórdicas, aunque, por lo demás, se dice que son
muy sanas”. También cabe mencionar que a lo largo de la narración, el relato pretende ser cómico, pero termina por ser satírico y cargado de ironía. Muchas veces se hacen aseveraciones cómicas que pasan desapercibidas, por ejemplo, cuando el narrador se refiere a la apariencia física de la esposa de Petrovich.
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