El capote – Nikolai Gógol



Resumen:

El narrador cuenta al lector en estilo de conversación con el lector, es decir, es un narrador en tercera persona que pareció enterarse de los acontecimientos sucedidos a Akakievich. Primero, se menciona que Akakiy Akakievich era un funcionario público de un departamento ministeria, luego se cuenta sobre su vida, nacimiento y bautizo y la unicidad de su nombre “cual si presintiera que había de ser consejero titular”. Akakievich era un copista muy trabajador, sin  embargo, en el trabajo se burlaban de él, tanto sus superiores como inferiores. Realizaba su trabajo de forma impecable, nunca cometió errores, y cuando le fastidiaban él solamente decía “¡Dejadme! ¿Por qué me ofendéis?”. Su vida cotidiana estaba marcada por una obsesión por copiar letras, a tal punto que rechazó un trabajo más importante que se le ofreció. Akakievich no se percataba de lo que ocurría alrededor, mientras todo el mundo se divertía, ya sea en un teatro, en una fiesta o en la casa de algún compañero, él no hacía nada.

Su desgracia comenzó cuando empezó a sentir un dolor en su espalda y hombro, y se dio cuenta que fue causado por su abrigo roto, por lo que lo llevó donde el sastre Petrovich. Akakievich buscaba que Petrovich remiende su abrigo por dos rublos pero Petrovich le dice que es imposible, pues la tela está podrida y debe mandarse a hacer uno nuevo. Akakievich lo vuelve a buscar y le pide que lo remiende, pero Petrovich desiste, toma diez kopeks y dice que le hará uno nuevo. Para poder pagar su nuevo abrigo, Akakievich se privó de muchas actividades e inclusive de comer, y con suerte, después de seis meses consiguió el dinero. Durante este tiempo,  la idea del abrigo comenzó a alimentarle el alma, y así, Akakievich era un hombre más feliz, más distraído.

Después de dos semanas Petrovich le llevó el abrigo a su casa y Akakievich fue al trabajo con su nuevo abrigo en el día más solemne de toda su vida. Cada vez que pensaba en el abrigo se sonreía y sus compañeros de trabajo lo felicitaron, a tal punto, que el ayudante del jefe ofreció una fiesta en su casa por el nuevo abrigo. Akakievich regresó del trabajo, no copió nada, fue a la fiesta y se tomó dos copas antes de volver a casa. Cuando Akakievich estaba regresando, dos hombres le robaron el abrigo.

Luego fue a ver al Comisario, de quien no recibió ninguna ayuda, por lo que decidió recurrir a una alta personalidad, un general soberbio que en vez de ayudarle lo reprimió groseramente. Cuando Akakievich fue a buscarlo, debió esperar durante muchas horas y cuando le contó al general los acontecimientos, él le reprimió por no haber seguido el proceso adecuado. Al volver a su casa, Akakievich tenía fiebre y había comenzado a delirar, hablando solamente sobre el abrigo, sobre Petrovich, y ante todo, insultando al general. Poco después Akakievich murió.

Después de su muerte, se comenzó a hablar de un fantasma que robaba el abrigo a toda persona que pasaba por el puente de Kalenik, y ni siquiera la policía pudo atraparlo. El fantasma de Akakievich dejó de existir cuando le robó el abrigo al general.


Comentario Personal:

Dentro del relato “El capote”, se evidencian muchos problemas de la sociedad rusa, como por ejemplo, las desigualdades sociales y la excesiva burocracia. El cuento se desarrolla en un ambiente propio de Petersburgo, donde el frío es un factor crucial en la vida de cada ciudadano, sobre todo, de los que no tienen posibilidades económicas. Una de las escenas que más me impactó fue la travesía de Akakievich desde su casa hasta la fiesta del asistente del jefe, pues recorre calles desoladas, poco alumbradas y se dirige a un sector lleno de lujos, donde el arte es prácticamente un privilegio –la pintura –.

El cuento es también una sátira a los procesos burocráticos de la Rusia de aquel tiempo, esto se puede evidenciar a través de la “alta personalidad”, calificativo que se emplea de forma irónica para describir al general. Este hombre, a pesar de ser una persona de buen corazón, sensible, se deja llevar por su cargo y se llena de orgullo. El narrador afirma que “Así, en nuestra santa Rusia, todo está contagiado de la manía de imitar y cada cual se afana en imitar a su superior”, para demostrar que el general siempre procura ser severo y reprender a sus subalternos. También vemos que existe una fuerte crítica a la deshumanización del hombre, pues cuando Akakievich muere, lo único que hacen los funcionarios de su oficina es reemplazarlo con otro copista y no se muestran afligidos ante la muerte de su compañero. Cuando Akakievich les comenta a sus compañeros sobre el robo de su abrigo, los pocos que tratan de ayudarlo consiguen una suma insignificante, porque todos requerían comprar un libro como había dispuesto el jefe y contribuir para el retrato del director.  

El narrador no solamente se limita a contar la historia de Akakievich, sino que hace también algunas acotaciones sobre la moralidad de la sociedad y emite comentarios acerca de los acontecimientos en la vida de Akakievich, por lo que podemos afirmar que es un narrador editorial o inclusive multiselectivo, dada la subjetividad del relato, por ejemplo, cuando se refiere al frío dice “enemigo no es otro que nuestras heladas nórdicas, aunque, por lo demás, se dice que son muy sanas”. También cabe mencionar que a lo largo de la narración, el relato pretende ser cómico, pero termina por ser satírico y cargado de ironía. Muchas veces se hacen aseveraciones cómicas que pasan desapercibidas, por ejemplo, cuando el narrador se refiere a la apariencia física de la esposa de Petrovich.

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