El texto literario a la luz de la hermenéutica – Antonio Garrido Domínguez



Resumen:
El primer punto del texto de Garrido expone los modelos teórico-literarios que han aparecido a través del tiempo contraponiéndose unos con otros, algunos con enfoque en la forma y otros que le dan más importancia al sentido, por ejemplo la semiótica, la poética de lo imaginario y hermenéutica. Garrido reflexiona sobre el sentido y afirma que es una realidad evanescente, pero al mismo tiempo es inagotable. El sentido de un texto, según Garrido, está vinculado con la realidad y va más allá de la oración. Más adelante, el texto expone algunos elementos de la hermenéutica que se encuentran en otras teorías, comenzando por las ideas de Bajatín de considerar a la novela como un ideologema (realidad impregrada de sentido). Garrido también presenta la idea de Lotman de que el texto es un modelo de la realidad que guarda la memoria de la humanidad. Para Lotman ningún elemento semántico del texto es neutro, el texto es asiento y generador de sentidos, y es a través del texto que podemos “salvar del olvido estratos de la historia”[1]. Lotman habla del texto como un símbolo (objeto hermenéutico) que debe estar en contacto con el receptor para poder tomar sentido. Garrido recoge también aportes de la teoría del texto, según este enfoque el texto es un fenómeno social cuya función principal es comunicar significados y es el receptor quien toma la decisión sobre la naturaleza del texto. Finalmente Garrido propone, citando a Umberto Eco, que el texto tiene una verdad inalienable que puede ser sujeta a múltiples lecturas. A raíz del estructuralismo nace en los años 30’s la Estética de la recepción, que realza el rol del lector para con el texto.
El segundo punto comienza a tratar de la hermenéutica propiamente y expone el pensamiento de Steiner y Eco como dos autores que han sensibilizado los estudios literarios. Steiner afirma que la existencia del texto está justificada por el sentido que contiene. Este sentido, a su vez, debe ser “experimentado y disfrutado por el lector”[2]. Steiner se declara en contra de los movimientos estructuralistas y postestructuralistas, pero sobre todo contra la gran cantidad de crítica banal que no muestra el sentido del texto. Garrido también muestra las ideas de Eco sobre un texto, Eco exalta el rol activo cooperativo que el lector puede tener sobre el texto e inclusive contempla al texto como un mediador entre usuarios (autor-lector).
En el tercer punto Garrido nos acerca al pensamiento filosófico alrededor de la hermenéutica literaria, donde menciona a Schleiermarcher, Dithley, Heidegger, Gadamer y Ricoeur. Según Garrido, estos autores han respondido a la marginación del significado del estructuralismo y al excesivo relativismo del postestructualismo. Garrido define al texto con base en la orientación al exterior, es decir, su capacidad de hablar del mundo a través de referencias metafóricas. Otro elemento importante en el texto es el de “distanciamiento” que se muestra a través de la idea platónica de que el paso del texto oral al escrito genera grandes pérdidas.  Autores como Platón, Ledó  y Ricoeur coinciden en a idea de que el ejercicio el texto escrito es muy diferente al habla, y que en la relación autor-lector hay más distancia que en un diálogo. Gadamer por su parte habla de la necesidad de encontrar significados en el texto, y Valdés define al texto como “un discurso escrito al que se le ha reconocido su capacidad de redescripción”[3]. El segundo elemento que menciona Garrido es la mediación, en el sentido de que un texto es el mediador entre emisor y receptor. Al respecto, Gadamer distingue entre el antes de la lectura que necesariamente requiere “el conocimiento previo de lo que es una acción en el ámbito del quehacer humano y cuáles son los elementos que la integran”[4]. El después es la lectura propiamente dicha donde el mundo del texto converge con el mundo del lector. Gadamer, por ejemplo, ve al texto como un mediador del sentido e envuelve proceso de entendimiento, Hirsch, igualmente, considera al texto una oportunidad para el sentido. El tercer elemento que trata Garrido es la referencia, en este punto de nuevo cita a Ricoeur con respecto a la diferencia entre designación ostensiva y directa (lenguaje hablado) y designación no ostensiva (texto literario) de naturaleza metafórica. Ricoeur también reconoce la legitimidad y valor del estructuralismo al ocuparse de la dimensión semiótica del texto, sin embargo afirma que es necesario ir más allá y explorar la dimensión semántica. Finalmente Garrido cita la definición de Gadamer del texto como un “concepto hermenéutico” sujeto a interpretaciones ilimitadas.  
El cuarto y último punto Garrido indaga sobra las diferentes acepciones de la palabra “significado” en las corrientes teórico-literarias, para la hermenéutica, el significado es el núcleo del texto, portador de un saber compartido. Teóricos como Lotman y Greimas sí le dan importancia al significado, pero la atención principal se sienta en la estructura, organización y capacidad informativa del texto. Por otro lado. Dolezel ve el texto como un medio para construir otros mundos, y sobre todo las relaciones que pueden tener estos mundos con la experiencia del lector.  Interpretación como Adecuación del texto al contexto[5]. Garrido afirma que bajo el umbral de la hermenéutica encontramos interpretaciones psicoanalíticas, feministas, antropológicas, entre otras, cosa que no se puede lograr bajo un enfoque estructuralista de negación del sentido. Finalmente Garrido afirma que el aporte de la hermenéutica a la literatura radica en que ha redirigido la atención al sentido y ya no al plano puramente formal.

Comentario Personal:
“Comprender un texto es mucho más que desmenuzarlo para poner al descubierto sus interrelaciones; es preciso dejarse llevar por el texto en la dirección abierta por el mundo que lleva dentro”.- Antonio Garrido Domínguez
Personalmente encontré mucha más afinidad con el enfoque de análisis hermenéutico que con la crítica clásica, el estructuralismo y el formalismo.  Para mí, este enfoque representa el elemento que le faltaba al estructuralismo: la valoración de la experiencia del lector y la conexión del texto con la realidad. Al escribir el análisis sobre El Elefante, me resultó muy complicado dejar a un lado elementos  que para mí eran claves, como el abuso de poder o la crítica a las instituciones burocráticas del Ecuador.
Comparto la idea de que lograr despojarse de los prejuicios para conseguir objetividad es una tarea prácticamente imposible, pues cada ser humano tiene su propio bagaje, marcado por su contexto cultural, el lugar donde nació, su educación, su religión, e inclusive factores pasajeros como el estado de ánimo. Todos estos elementos no necesariamente son perjudiciales para incurrir en una lectura y su análisis, sino que pueden también ser enriquecedores por la multiplicidad de significados que se pueden encontrar en un texto literario.
Con el paso del tiempo, como afirma Garrido “la conexión lengua-mundo se ha visto progresivamente sustituida por el interés hacia la constitución interior de la propia lengua”[6], esto es precisamente lo que han conseguido los enfoques más formalistas. A mi parecer es necesario encontrar una teoría que se ocupe de la relación lengua-mundo, y del sentido de un texto, al mismo tiempo que considera elementos de forma. Cabe resaltar aquí que la hermenéutica no necesariamente se opone al estructuralismo, pues encontramos en este mismo ensayo referencias a Lotman y Greimas, sino que rescata algunos conceptos del estructuralismo y les da un enfoque más interpretativo. Inclusive encontramos una similitud entre el texto de Garrido sobre Hermenéutica y el Capítulo de Eagleton sobre estructuralismo, en el sentido de que ambos idealizan la existencia de un lector modelo necesario para la interpretación del texto. Finalmente, Según Garrido podemos tomar dos posiciones al analizar un texto, la primera es “negar su carácter plural en términos interpretativos” y la segunda es “afirmar que las interpretaciones posibles son ilimitadas”[7], al escoger la segunda posición, el lector es capaz de tomar un rol mucho más activo en el texto y llegar a ser un colaborador para encontrar su sentido. 

Referencias:
Garrido Domínguez, A. (2004). El texto literario a la luz de la hermenéutica. Madrid: SIGNA.


[1] (Garrido Domínguez, 2004), Página105.
[2] Ibíd. Página 108.
[3] Ibíd. Página 113.
[4]Ibíd. Página 114.
[5] Ibíd. Página 120.
[6]Ibíd. Página 108.
[7] Ibíd. Página 117.

No hay comentarios:

Publicar un comentario