Resumen:
El
primer punto del texto de Garrido expone los modelos teórico-literarios que han
aparecido a través del tiempo contraponiéndose unos con otros, algunos con
enfoque en la forma y otros que le dan más importancia al sentido, por ejemplo
la semiótica, la poética de lo imaginario y hermenéutica. Garrido reflexiona
sobre el sentido y afirma que es una realidad evanescente, pero al mismo tiempo
es inagotable. El sentido de un texto, según Garrido, está vinculado con la
realidad y va más allá de la oración. Más adelante, el texto expone algunos
elementos de la hermenéutica que se encuentran en otras teorías, comenzando por
las ideas de Bajatín de considerar a la novela como un ideologema (realidad
impregrada de sentido). Garrido también presenta la idea de Lotman de que el
texto es un modelo de la realidad que guarda la memoria de la humanidad. Para
Lotman ningún elemento semántico del texto es neutro, el texto es asiento y
generador de sentidos, y es a través del texto que podemos “salvar del olvido
estratos de la historia”[1]. Lotman
habla del texto como un símbolo (objeto hermenéutico) que debe estar en contacto
con el receptor para poder tomar sentido. Garrido recoge también aportes de la
teoría del texto, según este enfoque el texto es un fenómeno social cuya
función principal es comunicar significados y es el receptor quien toma la
decisión sobre la naturaleza del texto. Finalmente Garrido propone, citando a
Umberto Eco, que el texto tiene una verdad inalienable que puede ser sujeta a
múltiples lecturas. A raíz del estructuralismo nace en los años 30’s la Estética
de la recepción, que realza el rol del lector para con el texto.
El
segundo punto comienza a tratar de la hermenéutica propiamente y expone el
pensamiento de Steiner y Eco como dos autores que han sensibilizado los
estudios literarios. Steiner afirma que la existencia del texto está
justificada por el sentido que contiene. Este sentido, a su vez, debe ser “experimentado
y disfrutado por el lector”[2]. Steiner
se declara en contra de los movimientos estructuralistas y
postestructuralistas, pero sobre todo contra la gran cantidad de crítica banal
que no muestra el sentido del texto. Garrido también muestra las ideas de Eco
sobre un texto, Eco exalta el rol activo cooperativo que el lector puede tener
sobre el texto e inclusive contempla al texto como un mediador entre usuarios (autor-lector).
En
el tercer punto Garrido nos acerca al pensamiento filosófico alrededor de la
hermenéutica literaria, donde menciona a Schleiermarcher, Dithley, Heidegger, Gadamer
y Ricoeur. Según Garrido, estos autores han respondido a la marginación del
significado del estructuralismo y al excesivo relativismo del postestructualismo.
Garrido define al texto con base en la orientación al exterior, es decir, su
capacidad de hablar del mundo a través de referencias metafóricas. Otro
elemento importante en el texto es el de “distanciamiento” que se muestra a
través de la idea platónica de que el paso del texto oral al escrito genera
grandes pérdidas. Autores como Platón, Ledó
y Ricoeur coinciden en a idea de que el ejercicio
el texto escrito es muy diferente al habla, y que en la relación autor-lector
hay más distancia que en un diálogo. Gadamer por su parte habla de la necesidad
de encontrar significados en el texto, y Valdés define al texto como “un
discurso escrito al que se le ha reconocido su capacidad de redescripción”[3].
El segundo elemento que menciona Garrido es la mediación, en el sentido de que
un texto es el mediador entre emisor y receptor. Al respecto, Gadamer distingue
entre el antes de la lectura que necesariamente requiere “el conocimiento
previo de lo que es una acción en el ámbito del quehacer humano y cuáles son
los elementos que la integran”[4]. El
después es la lectura propiamente dicha donde el mundo del texto converge con
el mundo del lector. Gadamer, por ejemplo, ve al texto como un mediador del sentido
e envuelve proceso de entendimiento, Hirsch, igualmente, considera al texto una
oportunidad para el sentido. El tercer elemento que trata Garrido es la
referencia, en este punto de nuevo cita a Ricoeur con respecto a la diferencia
entre designación ostensiva y directa (lenguaje hablado) y designación no
ostensiva (texto literario) de naturaleza metafórica. Ricoeur también reconoce
la legitimidad y valor del estructuralismo al ocuparse de la dimensión semiótica
del texto, sin embargo afirma que es necesario ir más allá y explorar la
dimensión semántica. Finalmente Garrido cita la definición de Gadamer del texto
como un “concepto hermenéutico” sujeto a interpretaciones ilimitadas.
El
cuarto y último punto Garrido indaga sobra las diferentes acepciones de la
palabra “significado” en las corrientes teórico-literarias, para la
hermenéutica, el significado es el núcleo del texto, portador de un saber compartido.
Teóricos como Lotman y Greimas sí le dan importancia al significado, pero la
atención principal se sienta en la estructura, organización y capacidad
informativa del texto. Por otro lado. Dolezel ve el texto como un medio para
construir otros mundos, y sobre todo las relaciones que pueden tener estos
mundos con la experiencia del lector. Interpretación
como Adecuación del texto al contexto[5]. Garrido
afirma que bajo el umbral de la hermenéutica encontramos interpretaciones
psicoanalíticas, feministas, antropológicas, entre otras, cosa que no se puede
lograr bajo un enfoque estructuralista de negación del sentido. Finalmente
Garrido afirma que el aporte de la hermenéutica a la literatura radica en que
ha redirigido la atención al sentido y ya no al plano puramente formal.
Comentario Personal:
“Comprender
un texto es mucho más que desmenuzarlo para poner al descubierto sus
interrelaciones; es preciso dejarse llevar por el texto en la dirección abierta
por el mundo que lleva dentro”.- Antonio Garrido Domínguez
Personalmente
encontré mucha más afinidad con el enfoque de análisis hermenéutico que con la
crítica clásica, el estructuralismo y el formalismo. Para mí, este enfoque representa el elemento
que le faltaba al estructuralismo: la valoración de la experiencia del lector y
la conexión del texto con la realidad. Al escribir el análisis sobre El
Elefante, me resultó muy complicado dejar a un lado elementos que para mí eran claves, como el abuso de
poder o la crítica a las instituciones burocráticas del Ecuador.
Comparto
la idea de que lograr despojarse de los prejuicios para conseguir objetividad
es una tarea prácticamente imposible, pues cada ser humano tiene su propio
bagaje, marcado por su contexto cultural, el lugar donde nació, su educación,
su religión, e inclusive factores pasajeros como el estado de ánimo. Todos
estos elementos no necesariamente son perjudiciales para incurrir en una
lectura y su análisis, sino que pueden también ser enriquecedores por la
multiplicidad de significados que se pueden encontrar en un texto literario.
Con
el paso del tiempo, como afirma Garrido “la
conexión lengua-mundo se ha visto progresivamente sustituida por el interés
hacia la constitución interior de la propia lengua”[6], esto
es precisamente lo que han conseguido los enfoques más formalistas. A mi
parecer es necesario encontrar una teoría que se ocupe de la relación
lengua-mundo, y del sentido de un texto, al mismo tiempo que considera
elementos de forma. Cabe resaltar aquí que la hermenéutica no necesariamente se
opone al estructuralismo, pues encontramos en este mismo ensayo referencias a Lotman
y Greimas, sino que rescata algunos conceptos del estructuralismo y les da un
enfoque más interpretativo. Inclusive encontramos una similitud entre el texto
de Garrido sobre Hermenéutica y el Capítulo de Eagleton sobre estructuralismo,
en el sentido de que ambos idealizan la existencia de un lector modelo
necesario para la interpretación del texto. Finalmente, Según Garrido podemos
tomar dos posiciones al analizar un texto, la primera es “negar su carácter
plural en términos interpretativos” y la segunda es “afirmar que las
interpretaciones posibles son ilimitadas”[7],
al escoger la segunda posición, el lector es capaz de tomar un rol mucho más
activo en el texto y llegar a ser un colaborador para encontrar su sentido.
Referencias:
Garrido
Domínguez, A. (2004). El texto literario a la luz de la hermenéutica.
Madrid: SIGNA.
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