Resumen:
Iser,
en primer lugar, señala la importancia de enfrentar el texto a través de un
acto de concretización. Este acto se da a través de la experiencia estética del
lector, y es la única forma en la que el texto puede tomar vida y convertirse
en obra. Para Iser, la existencia de la obra literaria está definida por la
convergencia entre el texto y el lector, sin embargo, es esencial que el lector
pueda utilizar su imaginación, caso contrario, la lectura ya no es un acto
placentero, activo y creativo, sino que necesariamente conducirá al
aburrimiento. Esta interacción texto-lector debe ser un proceso dinámico donde
el texto escrito “impone ciertos límites a sus implicaciones no escritas”[1],
pero el lector es capaz de encontrarle más significaciones.
La
fenomenología, según Iser, propone examinar el modo de actuar de las oraciones
consecutivas, esto significa que el texto se debe analizar en relación a la
realidad que contiene en sí mismo. Iser cita las ideas de Husserl en cuanto a
la existencia de pre-intenciones como expectativas que genera el lector durante
el proceso de lectura. El proceso fenomenológico de lectura ocurre entonces a
través de la confirmación, refutación o modificación de estas expectativas. El
acto de prever es esencial en el análisis fenomenológico, sin embargo, este
proceso debe encargarse de llenar las omisiones del texto, de llenar los “huecos”
de la historia. De esta forma, la lectura se convierte en un proceso selectivo
de toma de decisiones donde llenamos un vacío excluyendo todas las demás
posibilidades. Iser afirma que es por este proceso que al lector le resulta tan
diferente la primera lectura de un texto de la segunda, pues las condiciones
del lector han variado.
El
texto muestra una comparación entre ver las estrellas e interpretar un texto.
Según Iser, el texto muestra las estrellas, pero no las líneas que las unen.
Así, en el mismo conjunto de estrellas una persona puede ver un carro y otra un
arado. El autor se debe encargar de establecer los límites, de mostrar las
estrellas, pero nunca de revelar todo. Por otro lado, Iser también señala que
el lector se encarga de tomar todos los aspectos de un texto e integrarlos para
que tengan coherencia entre sí, en este proceso está siempre implícita la
expectativa del lector. Un factor clave en la lectura coherente es la ilusión
que genera un texto, sin embargo cabe resaltar que este factor debe ser
incorporado con cuidado en el texto y no debe primar en todo él, pues “la
sobredosis de ilusión puede desembocar en trivialidad”[2].
Finalmente
Iser afirma que al interpretar de cierta forma, excluimos otras
interpretaciones, sin embargo en el proceso de lectura estas demás
posibilidades pueden comenzar a cobrar relevancia. Es por esto que como
lectores logramos relacionar la realidad del texto con nuestra experiencia
personal y atravesamos por la creación y ruptura de ilusiones. Los esquemas
literarios conocidos, el contexto social e histórico, y los temas recurrentes
en la literatura son factores que determinan nuestra forma de interpretar un
texto, así, incurrimos en un proceso interactivo donde “miramos hacia delante,
hacia atrás, tomamos decisiones, las cambiamos, creamos expectativas, nos
extraña que no se cumplan, preguntamos, meditamos, aceptamos, rechazamos”[3].
Comentario Personal:
“La actividad de lectura puede describirse
como una especie de caleidoscopio de perspectivas, preintenciones, recuerdos”.-
Iser Wolfgang.
El
texto de Iser Wolfgang me pareció valioso en el sentido de que determina la
metodología del análisis fenomenológico, es decir, no solamente se encarga de
describir qué es fenomenología sino que señala los pasos a seguir para interpretar
un texto. Este texto respondió la
pregunta que tenía acerca de cómo determinar si un análisis fenomenológico o
hermenéutico no se está escapando completamente del sentido del texto. A pesar
de que sí es posible que con este enfoque se incurran en divagaciones sin
fundamento, también es necesario considerar que las líneas o límites que traza
el texto son las claves que el lector
debe seguir para la interpretación y así alimentar el “entretejido activo de
anticipación y retrospección” del que nos habla el autor.
Otro
punto que me pareció interesante en el texto es la importancia de la
imaginación del lector, pues para mí es a través de esta herramienta que el
ejercicio de lectura se vuelve más dinámico y entretenido. El texto de Iser
también afirma que existe el riesgo de
que al tratar de suprimir nuestra imaginación y hacer un análisis “objetivo” de
una obra, todo se torne aburrido. Así, creo que es importante considerar el
significado de una obra, pero también interpretar el significado de los
elementos formales del texto. El análisis debe contener un complemento entre
fondo y forma.
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