Resumen:
Eagleton
afirma que durante el siglo XX no solamente hubo crisis económicas, políticas
sino también una crisis generalizada de la personalidad humana. El conocimiento
sobre el comportamiento humano fue
sistematizado por la corriente del psicoanálisis, cuyo pionero fue Sigmund
Freud. Freud sostenía la teoría de que los seres humanos somos “animales
neuróticos”, pues renunciamos a varios
placeres por fines sociales, y reprimimos hacia el inconsciente nuestra
tendencia a hacer lo que nos agrada. Este comportamiento a la larga genera
neurosis, es decir, “llegamos a ser lo que somos sólo a través de una represión
a gran escala de los elementos que intervinieron en nuestra formación”[1].
Freud también hace énfasis en la dependencia del ser humano en sus padres para
satisfacer sus primeros instintos biológicos y distingue las diferentes etapas
sexuales de un niño: oral, anal y fálica. Freud define al niño como “anárquico,
agresivo, centrado en sí mismo e impertinente buscador de placer”, además de
incestuoso[2],
que no distingue entre lo masculino y lo femenino. ´
La
obra de Freud plantea que entre los niños y sus padres se desarrolla un “complejo
de Edipo”. Esto implica que el niño tiene un deseo sexual inconsciente para con
su madre, y la niña con su padre, sin embargo, al superarlo, empuja sus deseos
hacia el inconsciente y se masculiniza. En el caso de la niña, ella “asume su
inferioridad” por no poseer un miembro fálico y se vuelve a identificar con el
rol de la madre. Para Freud, superar este complejo nos lleva a encontrar un
lugar en la realidad y pasar a las relaciones extrafamiliares, sin embargo, en
el proceso, reprimimos todos nuestros deseos al inconsciente, un “lugar y no
lugar, completamente indiferente ante la realidad, que desconoce la lógica, la
negación, la casualidad y la contradicción”[3]. Los
sueños constituyen el mecanismo principal para que los deseos del inconsciente
salgan a flote, sin embargo, surgen a manera de símbolos, otros mecanismos son
chistes, parapraxias, deslices al hablar, lagunas de memoria, entre otros.
Freud afirma que la neurosis y la psicosis son dos expresiones de un conflicto
interno entre el consciente y el ego, que procura bloquearlo y que ambos
trastornos tienen raíces en experiencias de la infancia y en lo edipal. El
método de cura de estas enfermedades consiste en hacerle saber al paciente de
sus deseos inconscientes y tratar de transferir sentimientos por parte del
analista para llenar el psique del paciente. A través de este proceso el
paciente puede dominarse en sí mismo.
La
obra de Freud ha recibido varias críticas: el concepto demoníaco que le asigna
a la ciencia, los valores sexistas que denota su obra, la definición de
arbitraria de “normalidad”, el sentido común, el reduccionismo sexual, el
individualismo, el reduccionismo biológico, entre otras. Eagleton afirma que
muchas críticas se fundamentan en la incomprensión de la obra de Freud y
expone el pensamiento de Lacan, un
pensador psicoanalista que reescribió la teoría freudiana en relación a sus vínculos
con el lenguaje. Lacan relaciona el postestructuralismo con el psicoanálisis y
define la etapa de infancia como una “etapa imaginaria” donde el cuerpo del
niño tiene una relación simbiótica con el de su madre. Lacan habla también de
la “etapa del espejo” como la formación del ego, es decir, la creación narcisista de un yo extraño donde
el niño se reconoce en una imagen externa. En relación al lenguaje, el niño es
el significante que encuentra un significado en su propio reflejo. Luego incursiona el padre (que Lacan denomina
la Ley) para separar al hijo de la madre, así el padre reprime el deseo
libidinal del hijo. Paralelamente al proceso de adquisición del lenguaje, el
niño también aprende sobre las diferencias sexuales en términos de negación, es
decir, la ausencia del falo de la madre. El niño pasa entonces por un proceso
de orden simbólico donde interioriza todo lo que ve y lo clasifica con base en
las diferencias y semejanzas con otros sujetos y objetos. Así, Lacan encuentra
un paralelismo entre el lenguaje y el deseo, el lenguaje nace en base a la
diferencia y ausencia igual que el deseo y utiliza el sistema de Saussure para
explicar la teoría freudiana.
Lacan
afirma que el lenguaje es “resbaladizo y ambiguo” y que “nunca queremos decir precisamente lo
que estamos diciendo y nunca decimos precisamente lo que queremos decir”[4].
El ego humano, al igual que la obra literaria, se benefician de ocultar su modo
de producción, su proceso de elaboración en sí. Más adelante, Eagleton presenta
la obra del filósofo Althusser quien se sirvió de la teoría lacaniana para sus
obras. Althusser reflexiona sobre el papel de la ideología en la sociedad y
considera la ideología como un imaginario lacaniano, por lo tanto, lo relaciona
con la imagen de un niño en el espejo. Así, Althusser afirma que idealizamos el
rol del sujeto y no nos sentimos como un individuo que desempeña una función en
la sociedad sino que vemos a la sociedad como un entorno donde nosotros vivimos
nuestra vida. Althusser defínela ideología
como un conjunto de creencias y prácticas, no solamente doctrinas, que rigen la
relación de un ser humano con su entorno. En este sentido, la ideología no
implica identificarse con una corriente política sino que incluye elementos
como la forma de vestir, asistir a la iglesia, entre otros. A través de las
ideas de Lacan y Althusser vemos que las ideas del psicoanálisis pueden ser
transferidas a esferas como el lenguaje y la sociedad, y que el inconsciente
puede ser considerado un ente que está entre la sociedad y no dentro de cada
individuo.
Eagleton
utiliza la novela de Lawrence “Hijos y amantes” para confirmar la teoría
freudiana del complejo de Edipo. Esta novela es sobre la familia Morel, el hijo, Paul tiene vínculos muy cercanos con su
madre y una relación lejana con su padre, Paul prefiere quedarse con su madre
antes que con una joven (Miriam) y al final mata a su madre como una forma de
redimirse. A través del análisis de Eagleton vemos cómo es posible fusionar un
análisis psicoanalítico y un análisis de relaciones sociales, y cómo debemos
buscar lo que la novela muestra, en contraposición a lo que dice. En este
sentido, el lector es capaz de crear un subtexto para descifrar el inconsciente
de la obra, preocuparse por qué no dice la obra y cómo no lo dice.
Más
adelante, Eagleton plantea cuatro clases de crítica psicoanalítica basada en:
el autor, el contenido, la construcción formal de la obra y el lector. Eagleton
afirma que psicoanalizar al autor tiende a la especulación y hacer un
psicoanálisis del contenido (personajes, objetos) puede ser reductivo. En este sentido,
Eagleton propone utilizar el texto “La interpretación de los sueños” de Freud
para dilucidar sobre una obra, este texto diferencia entre contenido latente y
manifiesto de un sueño y sostiene que es necesario analizar el contenido
manifiesto. Cuando un individuo sueña, atraviesa un proceso de revisión
secundaria donde se suavizan las ambigüedades y se llenan los vacíos del sueño,
algo similar a lo que ocurre con los textos. Eagleton propone que se revise el
texto de la misma forma, buscando “deformaciones, ambigüedades, ausencias y
supresiones que puedan proporcionar un modo de acceso de valor especial al
contenido latente”[5].
Críticos
freudianos como Simon Lesser y Norman
Holland consideran la obra literaria como una forma de interacción del ego con
el texto, el texto se convierte así en una terapia. Por otra parte, Kennet
Burke fusionó el marxismo, freudianismo y linguísitica y Harold Bloom
desarrolló una versión de la historia literaria basada en el complejo de Edipo,
donde los escritores pretenden “matar” a sus influencias literarias más grandes
a través de la superación, así, un poema es crítica de otro que le antecede.
Julia Kristeva es otra crítica literaria que utiliza algunas ideas de Lacan
para desarrollar un modelo donde contrapone lo simbólico con lo semiótico: lo semiótico
es una forma de socavar lo simbólico y desafiar las oposiciones binarias.
Eagleton
desata un debate sobre la teoría literaria feminista y sobre si existe una
manera de escribir femenina y expone argumentos a su favor y contra. Eagleton
sostiene que las ideas de Kristeva no contradicen al orden simbólico sino que
lo cuestiona y existe dentro de él. Para concluir, Eagleton recalca la idea de
la teoría psicoanalista sobre la tendencia del ser humano al hedonismo, y afirma
que es este mismo principio al que responde que mucha gente sienta placer al
leer literatura. Para que la literatura se convierta en una disciplina
académica, las escuelas inglesas pretendieron despojar del elemento de gusto a
la literatura, sin embargo, el psicoanálisis nos presenta una oportunidad para estudiar
el placer de leer y examinar la felicidad en general.
Comentario Personal:
La
teoría psicoanalista freudiana es en ocasiones difícil de digerir, pues resulta
desafiante pensar en nosotros mismos como animales neuróticos o aceptar que
atravesamos por el complejo de Edipo en nuestra infancia. De todas formas,
considero muy valioso el aporte de Freud a la psicología y a la teoría
literaria porque expone conceptos que antes no se habían explorado. La idea del
inconsciente, en primer lugar, me parece una idea válida para explicar varios
fenómenos que nos ocurren no solo en los sueños sino en el día a día,
pensamientos recurrentes sobre un tema en particular, recuerdos de la infancia,
formas de percibir objetos o situaciones. Comparto la idea de que mientras
actuamos no estamos totalmente conscientes de lo que hacemos y que el ego no
siempre nos domina, por lo tanto hay muchas veces que nuestro inconsciente
actúa. Así, es el inconsciente el que almacena información sobre todo lo que
nos rodea y actúa en función a lo que no estamos conscientes que guardamos en
nuestra memoria. Comparto también la idea de que la relación de un ser humano
con sus padres juega un rol trascendental en la formación de su personalidad,
sin embargo, tengo una gran resistencia a aceptar la idea de que un niño tenga
deseos libidinales por su madre o que una niña tenga que resignarse a ser una
especie de “niño incompleto” porque no
tiene órgano fálico.
Antes
de leer el capítulo de Eagleton, mi idea sobre la crítica psicoanalista se
limitaba a las dos primeras opciones expuestas en este texto, es decir, al análisis
del autor y de los personajes o el contenido. Después de haber leído todo el
capítulo, me di cuenta de que la teoría de psicoanálisis es mucho más amplia, y
nos permite “psicoanalizar” al texto en sí, como un psicoanalista lo haría con
un discurso de su paciente o un sueño. Todavía no me queda clara la metodología
a seguir para hacer un psicoanálisis del texto, y quizá no la haya, sin
embargo, considero que todavía me faltan muchas herramientas para poder
incurrir en un psicoanálisis acertado de un texto literario, conocimiento de
conceptos psicológicos, etc. Me resultó particularmente interesante la idea de
poder hacer un psicoanálisis del lector en base a su percepción de la obra, es
así que se pueden fusionar la teoría hermenéutica y la del psicoanálisis.
Finalmente,
otro debate que me llamó mucho la atención en el capítulo de Eagleton fue el de
la escritura intrínseca femenina. A pesar de que me costó mucho entender las
ideas de Kristeva, considero que no existe una forma de escribir de la mujer.
El lenguaje semiótico del que habla Kristeva no es algo naturalmente femenino,
sino que creo más bien que es un producto del lugar histórico que ha ocupado la
mujer a lo largo de la historia. En este sentido, también considero que las
ideas de Freud son bastante sesgadas por su visión, basada en prejuicios
personales sobre el rol de la mujer y que todo esto se transmite a su obra, de
esta forma, termina por ser sexista y altamente discriminatoria. La reflexión
final de Eagleton sobre la literatura, el placer y el psicoanálisis también me
llamó bastante la atención, sobre este tema considero que es necesario poder
leer teoría literaria y escribir crítica sin perder ese placer al leer un
texto, no dejar que el ejercicio de lectura se convierta en una carga.
Referencias:
Eagleton,
T. (1998). Una introducción a la teoría literaria. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Economica.
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