Resumen:
El
autor comienza por plantear una relación directa entre el vampiro y el capital
y alega que en las obras de Marx la metáfora del Marxismo sirve como una
crítica de la economía política de los muertos. Los textos de Marx emplean el
horror en tres formas: para referirse a la legislación contra los vagabundos,
para narrar al abuso a los pueblos colonizados, y para describir la opresión de
la clase burguesa a la clase obrera. Según Neocleous, a pesar de que hay varios
textos que abordan el tema de lo fantasmagórico, lo gótico, y la obra de Marx,
ninguno se enfoca en la metáfora del vampiro. Existen tres referencias directas
al vampiro en El Capital, sin embargo, hay muchas otras alusiones indirectas a “chupar
sangre” en la obra, por ejemplo para metaforizar sobre la jornada nocturna o el
trabajo infantil. El capital es como un vampiro, pues debe “chupar
constantemente trabajo vivo para alimentar su alma”[1],
la industria británica, la Asamblea Nacional de Francia, los agentes de Estado
franceses, el soberano cristiano-germánico también se describen como vampirescos.
La metáfora del vampiro no es solamente utilizada en obras como El Capital sino
también en Dieciocho Brumario, La guerra civil en Francia, entre otras.
Existen
varias explicaciones para la metáfora del vampiro, la primera plantea que no es
más que un recurso literario para enriquecer la narración. Neocleous utiliza
varias citas para demostrar que la obra de Marx es sumamente literaria y le da
gran peso al melodrama y la imaginación. La segunda explicación propone que un
vampiro, al no poder ser categorizado fácilmente, es representación de los
grupos marginados. Inclusive el autor habla de la feminidad del vampiro y lo
personifica como una alusión a los judíos o/y homosexuales. Estos dos
planteamientos son refutados por el mismo autor, pues Marx utiliza esta
metáfora, no con fines literarios sino políticos, y no hace ninguna distinción
de género o de religión al referirse a los vampiros.
Otra
explicación plantea que Marx utilizó esas metáforas en el contexto de un gran
interés académico hacia los vampiros, y que en general era un tema importante
para los pensadores ilustrados del siglo XVIII. Voltaire introdujo el término
vampiro en su diccionario filosófico y Rousseau consideraba al vampiro como un
fenómeno a través del cual las autoridades legitiman sus creencias
supersticiosas. Sin embargo, para Marx las autoridades no utilizan a los
vampiros sino que lo son. Marx no utiliza esta metáfora para ridiculizar una
creencia supersticiosa sino para elucubrar sobre la relación de poder entre
humanos.
Después
de explorar estas explicaciones, el autor plantea que existen dos interpretaciones
del vampiro: como un aristócrata feudal y como un burgués. Se descarta la
posibilidad de que sea un aristócrata, pues no necesariamente está vinculado al
lujo, la majestuosidad. Así, Neocleous plantea que el vampiro necesita sangre
como el capital necesita acumular, y es la persona la que se debilita de esta
acumulación, inherente a la naturaleza del vampiro: “cuanta más sangre chupa,
más fuerte se vuelve, y más débil la persona viva de la que se alimenta”[2]. En
este sentido, en la ficción los vampiros también representan una necesidad
ilimitada e insaciable por acumular, son retratados como “capitalistas
sanguinarios” mucho más que “aristócrata, judío, homosexual o algún indefinido
y radical "otro"”[3]. A
todo esto, el autor le suma la idea de que los vampiros también resultan ser
una alusión a los muertos. Así, vemos que en varias obras de Marx él mismo
habla sobre la necesidad de que los muertos entierren a sus muertos y que los
revolucionarios se despojen de su pasado. A través de la muerte se pueden dejar
atrás “modos arcaicos y anticuados de producción con las relaciones sociales y
políticas anacrónicas que les acompañan”[4].
Además
de esto, el autor plantea que el capital es trabajo acumulado, y el trabajo
acumulado es trabajo muerto. Este tipo de trabajo se contrapone al trabajo
vivo, es decir, la fuerza del trabajador. De esta forma Neocleous nos muestra
que el trabajo vivo es una forma de despertar al trabajo muerto, a la
maquinaria, al objeto. El trabajo muerto literalmente, como señala Marx en el
capítulo sobre la jornada de trabajo, consume la vida de los obreros, le
despoja de sus condiciones morales y físicas y le produce agotamiento. Para
Marx, el vampiro del capital le arrebata al ser humano su sensibilidad, su
pasión, por tanto, solo en el comunismo un ser humano puede realizar su
sensibilidad plenamente, “sentir como una verdadera criatura viviente”[5].
Finalmente
Neocleous plantea que el capital despoja al ser humano de su capacidad de hacer
las cosas por uno mismo: bailar, beber, ir al teatro, al cine, comprar, libros,
viajar, etc. Es el capital el que termina haciendo esto por la gente, es así
que consume los placeres a los que su amo renuncia, es el deseo de vivir a
través de la muerte. El fetiche del vampiro representa la dominación de los
muertos a los vivos en el sistema capitalista, no sin ser también un recurso
literario que hace alusión a una superstición popular e irracional de la época.
Comentario Personal:
En
mi opinión este texto hace referencia a un tema poco común en los análisis de
la obra de Marx, en vez de estudiar directamente sus implicaciones sociales,
políticas, económicas, examina la metáfora del vampiro y a la larga llega a
conclusiones sobre los mismos temas, sin embargo, hace una reseña muy valiosa
sobre esta alegoría en la época de Marx y plantea acertadamente los diferentes
motivos por los cuales Marx pudo haber incluido esta metáfora en su obra. A
través de las citas a “El Capital” y las referencias a otras obras, cartas y
discursos de Marx pude apreciar el alto contenido literario de los escritos de
este filósofo, así notamos cómo es posible utilizar retórica literaria,
inclusive poética para escribir filosofía y teoría política.
La
figura del vampiro siempre esconde ambigüedad, pues es un ser que no es humano,
porque no está vivo, pero tampoco pertenece del todo al mundo de los muertos.
En un principio me resultó complicado comprender claramente el concepto
planteado de “trabajo muerto” y la relación tan directo que el autor traza con
la vida del trabajador, sin embargo, al final se entiende claramente que este
trabajo muerto, este capital acumulado es lo que despoja al ser humano de su
humanidad, sensibilidad, pasión, convirtiéndolo así en un esclavo de la rutina,
del trabajo, privándolo de una vida plena. Este texto también me ayudó a
entender la importancia de una vida creativa para el marxismo, el comunismo,
pues, no solo se ocupa de teorizar sobre los modos de producción sino también
de cómo conseguir que los habitantes del Estado comunista vivan en plenitud, e
inclusive, consigan la felicidad.