Introducción: ¿Qué es literatura?
Antes
de entrar en el mundo de la teoría literaria, Eagleton se ocupa de definir
literatura. En primer lugar, Eagleton refuta la tesis de que literatura está
relacionada con la imaginación y la producción de ficción, pues textos de
autores como Bacon, Hobbes, Pascal, entre otros, entran dentro de la categoría
de literatura a pesar de que no son escritos ficticios. Luego, Eagleton niega
la distinción entre “artístico” e “histórico” como una forma de definir
literatura, pues hay escritos como el Génesis Bíblico que para algunos es
histórico, para otros artístico, pero no por ello cesa de ser literatura.
Más
adelante, Eagleton propone que la literatura está definida “no con base en su
carácter novelístico o “imaginario” sino en su empleo característico de la
lengua”[1],
es decir, lo que diferencia los textos literarios de otro tipo de textos es la
forma en la que está escrito. En este sentido, Eagleton toma una definición propia
del formalismo ruso, y se dedica a describir las características principales de
esta corriente de crítica literaria. Según Eagleton, los formalistas niegan la
relación de la literatura con la psicología o con la realidad social, y solo la
consideran en términos de los recursos lingüísticos que contiene, esto
significa que para que un texto sea literario, debe alejarse de un “lenguaje
normal” y acercarse a lo poético en un contexto determinado. Eagleton también
refuta esta hipótesis, pues hay muchos textos no literarios escritos con
cantidad de metáforas, símiles, metonimias, y por tanto, con suficiente ingenio
cualquier texto puede ser calificado de literario.
Finalmente
Eagleton objeta la definición de la literatura como un discurso no pragmático,
y deduce que aunque muchas obras sí fueron construidas para ser consideradas
como literatura, a otras se les designó un carácter literario, es decir, un
texto se define como literario o no dependiendo de cómo lo trate la gente. El
fin pragmático o poético de un texto está determinado por la lectura que se le
dé y por los juicios de valor que sobre él se emitan. Así, Eagleton no
establece una definición única de literatura, sino que explora las diferentes
acepciones de la palabra para por último concluir que la subjetividad e
imprecisión del término es vasta. Eagleton define al término literatura como
uno inestable, por ello, indaga en la
importancia de las ideologías (modos de sentir, evaluar, percibir) al
interpretar textos literarios y afirma que todo texto se reescribe, no solo por
diferentes sociedades sino en cada lectura personal, pues cada lectura está
cargada de diferentes valores.
Capítulo I: Ascenso de las Letras
Inglesas
En
el primer capítulo de “Una Introducción a la Teoría literaria”, Eagleton se enfoca
en la literatura del siglo XVIII y XIX en Inglaterra. En un principio, la literatura
abarcaba todos los textos que reflejaban valores de la alta sociedad, sin
embargo, en el período romántico, se redujo la categoría de literatura a las
obras “imaginativas” o “de ficción”. Autores como Blake y Shelley dotaron a la
literatura de un componente ideológico, pero con el paso del tiempo el escritor
romántico se alienó de ideales políticos y “el arte […] fue elevado al rango de
fetiche solitario”[2].
A la par emergieron conceptos como el símbolo y la experiencia estética en
obras de autores como Schiller o Kant, estos conceptos fusionaron el carácter
material y espiritual de la literatura, por lo que resultaba innecesario
formular investigaciones críticas.
A
fines del siglo XIX, la literatura volvió a politizarse como una respuesta al
fracaso de la religión. La religión ya no era un vehículo efectivo de control
ideológico, “ya no conquistaba el corazón y la mente de las masas”[3],
por lo que emergió la literatura como un discurso alternativo para proporcionar
valores ideológicos comunes y unificar a las clases sociales de Inglaterra, la
literatura inglesa, según Matthew Arnold, debía educar a la clase media e
incorporar a la clase trabajadora para evitar que caigan en extremismos ideológicos
y frenar la acción política colectiva. “Igual que la religión la literatura
opera fundamentalmente a través de las emociones y de la experiencia”[4],
por lo tanto podía transmitir verdades indiscutibles y proporcionar a las masas
experiencias, viajes a través del tiempo y del espacio, que sin un libro no
podrían conseguir. Así, las letras inglesas como una asignatura empezaron a
enseñarse en institutos para trabajadores y gradualmente en las universidades,
sin embargo la literatura era considerada como una asignatura exclusiva para
mujeres.
Durante
la Primera Guerra Mundial, la literatura inglesa sirvió también para transmitir
valores de identidad nacional, y fue así como empezó a institucionalizarse en
Oxford y Cambridge, sin embargo, después de la guerra, la asignatura literaria
quedó en manos de “hijos de la pequeña burguesía provinciana”[5]
como Leavis, Richards y Emerson, que se encargaron de enaltecer los estudios de
literatura inglesa a través de la creación de “Scrutiny”. Las letras inglesas
tenían la misión de reorientar
Inglaterra a una sociedad orgánica como la del siglo XVII, contra los
crecientes valores del capitalismo, es así que “Scrutiny” trazó un nuevo mapa
delimitando la literatura inglesa a
algunos autores y marginando a otros. Entre los logros más importantes de “Scrutiny”
estuvo también la inserción de estudios culturales en instituciones,
presentando un discurso antagónico a la cultura de masas y la publicidad de la
sociedad industrial. Eagleton califica a “Scrutiny” de una publicación “irremediablemente
elitista”[6],
pues sostenía la tesis de que la literatura formaba personas moralmente
superiores y excluía a las masas populares de este conglomerado de personas,
diferenciaba el “verdadero inglés” de otros tipos de lenguaje y exaltaba la “anglicidad”
literaria producida por ciertos autores.
A
la par emergió T. S. Eliot, que construyó otro mapa literario y criticó la disociación
del pensamiento y sensibilidad en la literatura inglesa. Eliot también se
declaró en contra del “liberalismo, romanticismo, protestantismo, individualismo
económico, dogmas pervertidos”[7] y
abogaba por el regreso a la tradición. Para Eliot, era requisito que un texto
literario sea parte de la tradición para poder ser denominado Literatura “con
mayúscula”. Eliot era un irracionalista de derecha que despreciaba la
importancia de la temática de un texto y su interpretación, lo que realmente
importaba para él era el vínculo de la lengua con la experiencia. Junto con
personalidades como Pound, Lawrence, Eliot consideraba necesario virilizar la
poesía con un lenguaje más adecuado. Al mismo tiempo el grupo de “Scrutiny” planteó
el concepto indefinible y absoluto de la Vida como el fin último de la
literatura, sin embargo, encerraba una visión de hostilidad contra la educación
popular.
Leavis
y otros críticos de “Scrutiny” proponían analizar los textos con un enfoque de
crítica práctica y lectura analítico-interpretativa, es decir, interpretar un
texto aislándolo completamente de su contexto histórico y social. Leavis, por
su parte, consideraba la literatura como una forma de dar sudorespuestas a las
preguntas planteadas por la ciencia y conocer los pensamientos del lector. En
base a estos principios, surgió la Nueva Crítica norteamericana, que enalteció
la importancia de la sensibilidad y calificó a la literatura como una nueva
religión. Para la Nueva Crítica norteamericana, un poema es indivisible,
contiene la realidad en sí, y “no puede ser parafraseado, ni expresado en
ninguna lengua que no sea la de él mismo”[8].
La Nueva Crítica consideraba a un texto como una unidad orgánica separada del
autor y del lector, un poema era un “objeto que se basta a sí mismo, tan
sólido, tan material como una urna o un ícono”[9],
muy poco importaba la intención del autor y la recepción del lector. Bajo estos
baluartes, la Nueva Crítica pretendía profesionalizarse como las demás
disciplinas académicas y logró insertarse como disciplina académica en las
universidads Ivy League. William Empson era parte de la corriente de la Nueva
Crítica, sin embargo, algunas de sus ideas se contraponían a ella, por ejemplo,
Empson consideraba la obra literaria como “abierta, adaptble” más que como una
unidad orgánica, La poética de Empson es liberal, social y democrática”[10].
Comentario personal:
“Cualquier
cosa puede ser literatura, y cualquier cosa que inalterable e
incuestionablemente se considera literatura -Shakespeare, pongamos por caso—
puede dejar de ser literatura”.- Terry Eagleton.
La
literatura es una asignatura que se enseña en las escuelas primarias,
secundarias, y universidades alrededor del mundo. A pesar de que no existe una
definición única de la literatura, ninguna clase dedica mucho tiempo en
analizar qué es la literatura. Muchas
veces, el profesor utiliza una sola clase para dar una lista de definiciones de
términos como “novela”, “cuento” y “literatura”, sin embargo, son pocas las
ocasiones en las que se nos introduce al contexto histórico de la literatura y
los fines a los que ha respondido a lo largo del tiempo. Revisando mis
anotaciones de las diferentes clases de literatura que he tomado, encuentro
descripciones rigurosas de cada género literario, cada uno de ellos con
ejemplos, encuentro qué es la elegía, el himno, el cuento, la novela y una
definición de literatura en una oración: “el arte de crear a través de la
palabra” o “Arte que emplea como medio de expresión una lengua”[11].
Muchas
veces damos por sentado el significado de literatura y nos limitamos a leer e
interpretar textos. En este sentido, el texto de Eagleton desafía los conceptos
tradicionales de literatura y nos muestra todo lo que la literatura podría ser, Eagleton no establece un
concepto único sino que abraza a todas las acepciones de literatura y nos
muestra por qué cada una de ellas es correcta e incorrecta a la vez. Así, nos
damos cuenta que la literatura es un término subjetivo y que no solo depende de
los valores de la época o de la corriente que la analice, sino de los valores
del lector y de la forma de percibir un texto.
A
través del segundo capítulo, Eagleton demuestra que la literatura, como todas
las ciencias, responde a intereses concretos. Las obras literarias no se
producen en un vacío, sino que se dan como una respuesta al poder político o
como una forma de conservarlo. Para un aficionado a la literatura, esto puede
resultar decepcionante, pues no es ideal pensar en la literatura como una
herramienta de control social o de movilización de masas. A través de estas
ideas, el texto de Eagleton nos invita a pensar en la literatura en términos de
relaciones sociales y de poder. Toda mi vida he pensado en la literatura como
una forma de escapar de la realidad, de explorar otras vidas a través de la
palabra, de encontrar un viaje al alcance de mi mano, por eso, cuesta aceptar
que a lo largo de la historia este no haya sido el único fin de la literatura.
En
una época en la que resulta difícil encontrar gente que comparta una pasión por
la literatura, resulta más difícil romper esquemas mentales sobre la obra
literaria que me han acompañado a lo largo de toda mi vida, así me he dado
cuenta que de la misma forma en la que
he pensado en la literatura como una forma de desafiar al status quo,
también puede ser considerada como una forma de promover ciertos valores y
dejar a un lado otros. Pensar en el arte como una forma de ejercer poder nos
invita a cuestionarnos a qué intereses responde lo que leemos, no como un ejercicio
sistemático sino autocrítico.
El
texto de Terry Eagleton también expone las primeras corrientes de crítica
literaria en el mundo inglés, así vemos como la literatura ha sido interpretada
de diferentes formas y utilizada con diferentes fines. En el texto vemos el
proceso a través del cual tiene que pasar la literatura para finalmente poder
llegar a ser considerada una disciplina seria, digna de ser estudiada en la
academia, y exploramos también las discrepancias que se generan alrededor de
cómo analizar una obra.
[1] Eagleton, Terry. Una
introduccion a la teoria literaria. Buenos Aires: Fondo de Cultura Economica. 1998.
Página 5.
[2] Ibíd. Página 17.
[3] Ibíd. Página 18.
[4] Ibíd. Página 21.
[5] Ibíd. Página 23.
[6] Ibíd. Página 26.
[7] Ibíd. Página 28.
[8] Ibíd. Página 33.
[9] Ibídem. Página 34.
[10] Ibíd. Página 36.
[11] Real Academia de la Lengua.
Definición de Literatura (2015)
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